jueves, 24 de marzo de 2011

A pedir de boca...


Nunca creí en eso de las buenas vibras y que pide lo que se desea con mucha fuerza y se te cumplirá, siempre pensé que cuando tuviera un hijo me gustaría que fuera lo más natural posible, empecé a investigar años atrás y me enteré de los partos en agua, era mi sueño, "lo deseaba" conforme pasaban los meses me convencida más y más que mi parto debía ser acuático, no sabía ni cómo ni dónde, pero tenía que ser así porque así lo deseábamos tanto Juan Andrés y yo, por fin llegue a las manos de mi ginecóloga Raquel Loza, con quién estamos profundamente agradecidos, de los pocos doctores pro parto-natural, ella nos dijo que para un parto acuático debíamos tomar el curso de psicoprofiláxis, mismo que si no lo hubiéramos tomado muchas de las desavenencias que hemos tenido en estos últimos meses no hubieran podido ser superados con mayor facilidad, gracias Encarni, gracias a Vive tu parto (http://vivetuparto.com ).

Todo estaba saliendo a pedir de boca, Velería nacería en agua y yo, me sentía la mamá más preparada emocional, mental y espiritualmente para su llegada, el 8 de diciembre, comenzaron las contracciones, todo marcaba un buen ritmo y casi sin dolor, para mi última revisión Raquel mi ginecóloga me dice: "Hoy nacerá tu bebé (cabe mencionar que no quisimos saber durante todo el embarazo que iba a ser, hasta ese momento mi doctora y todos le llaman bebé, excepto nosotros, pues para nosotros era polizón pero, esa es otra historia)te vas a tu casa, te bañas, te relajas, comes algo y nos vemos como a las tres en el hospital para tú parto. Así lo hicimos, solo que Juan Andrés quería comer rico y tranquilo en un restaurante antes de la llegada de Valeria,nos dimos a la tarea de ir a comer y en pleno restaurante y con contracciones un poco más fuertes se me rompieron las membranas coloquialmente conocida como "la fuente" hubieran visto la cara de mi esposo, y no tanto porque se me rompieron las membranas y mi pantalón parecía de niño de un año aprendiendo a ir al baño, sino porque ya no iba a comer su corte de carne que había pedido, si hay algo que le pueda molestar es no comer, entonces se han de imaginar, pedimos la cuenta por lo que nos acababan de servir y la mesera nerviosamente se va corriendo a traerla y llega con la noticia "la casa paga", jajaja.... como no se me rompió después de comer el corte de carne.



Llegando al hospital unos 15 minutos después de salir del restaurante y con las contracciones cada vez más y más fuertes mi querido esposo tiene el buen tino de decirme posa para la foto, ¡claro! como a él no le dolía, pero bueno solo fue cosa de llegar al cuarto del hospital y los dolores eran insoportables ¡AUXILIO! ya no aguantaba y mi ginecóloga me revisa y me dice: Apenas tienes 6 cm de dilatación yo creo que como para las ocho de la noche, ¿Qué, qué? ¿las ocho?, eran las cuatro y tenía que soportar cuatro horas más el dolor, NO LO CREO, llega mi instructora del curso a mi auxilio y recordar todos los ejercicios de relajación para el dolor, ¡al diablo los ejercicios!, solo quiero que ya salga, me la pasé sentada en la taza del baño esperando que pasarán los dolores cuando venían las contracciones, entonces Encarni la instructora me recordó una frase muy cierta: "El dolor es inevitable, el sufrimiento es solo de quién lo elige" fue entonces que me di a la tarea de concentrarme en el parto y tener más llevadero los dolores, no pasaron ni dos horas cuando yo ya estaba en la tina dando a luz a mi pequeña, de las experiencias más maravillosas que he tenido en toda mi vida, mi esposo junto a mí, apoyándome en cada momento, en cada dolor y respiración, gracias amor, nunca lo olvidaré. Valeria Monserrat nació a las 18:32, dos horas después y no cuatro como me lo había pronosticado la doctora, fue simplemente ¡MARAVILLOSO!.